-Todo en orden -anunció John, saliendo de su escondite-. Oye, Peter, ¿de verdad sabes volar?
En vez de molestarse en contestarle Peter voló por la habitación posándose al pasar en la repisa de la chimenea.
-¡Estupendo! -dijeron John y Michael.
-¡Encantador! -exclamó Wendy.
-¡Sí, soy encantador, pero qué encantador soy! -dijo Peter, olvidando los modales de nuevo.
Parecía maravillosamente fácil y lo intentaron primero desde el suelo y luego desde las camas, pero siempre iban hacia abajo en vez de hacia arriba.
-Oye, ¿cómo lo haces? -preguntó John, frotándose la rodilla. Era un chico muy práctico.
-Te imaginas cosas estupendas -explicó Peter-, y ellas te levantan por los aires.